¿Un descenso al infierno?

El Credo Apostólico, una de las herencias doctrinales más antiguas de la Iglesia, dice:

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.

Hoy, gracias a la curiosidad de un amigo, estudiaremos la sección que afirma que Jesús «descendió a los infiernos.»

Comienzo haciéndoles las siguientes preguntas: ¿Qué piensan cuando escuchan que Jesús descendió a los infiernos después de morir? ¿Será cierto? ¿Para qué pudo haber descendido?

Para comenzar a examinar este tema debemos comenzar leyendo los textos bíblicos en los que se basa esta afirmación, que en nuestro caso particular es solo uno:

18 Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados. Él era bueno e inocente, y sufrió por los pecadores, para que ustedes pudieran ser amigos de Dios. Los que mataron a Cristo destruyeron su cuerpo, pero él resucitó para vivir como espíritu. 19 De este modo, fue a anunciar su victoria a los espíritus que estaban presos. 20 Eran los espíritus de los que desobedecieron a Dios en los tiempos de Noé. Dios esperó con paciencia a que se arrepintieran, mientras Noé construía la barca, pero no lo hicieron. Sólo unos pocos subieron a la barca y se salvaron del diluvio, pues el agua misma llevó a esas ocho personas a lugar seguro. (1 Pedro 3:18-20 TLA)

¿Qué dice el pasaje sobre el descenso a los infiernos? Para comenzar a explicar este pasaje primero debemos entender cómo el escritor de 1 Pedro entendía el mundo.

En el pasado el entendimiento del mundo era diferente al actual. Se creía que el universo se componía de tres plantas: cielo, tierra e infierno. De esta concepción se desprende la interpretación tradicional de este pasaje. Pero, ¿qué sucedió? El pensamiento evolucionó con ideas griegas y ahora la tierra se movía libremente en el espacio, rodeada de esferas planetarias, “la región celeste por encima de la luna estaba reservada a los dioses y la región celeste por debajo de la luna a los espíritus de los hombres y a los poderes demoníacos.” (H. Kung, Vida Eterna, p. 212) Por lo tanto, no se puede hablar de un descenso en este pasaje, más bien de un ascenso. El pasaje en cuestión nunca dice que Jesús descendió a algún lugar. Otros pasajes de la Biblia confirman esta posición:

8 Por eso, la Escritura dice:

«Subió al cielo llevando consigo a los cautivos,
y dio dones a los hombres.»

9 ¿Y qué quiere decir eso de que «subió»? Pues quiere decir que primero bajó a esta tierra. 10 Y el que bajó es el mismo que también subió a lo más alto del cielo, para llenarlo todo. (Efesios 4:8-10 DHH)

La parte más baja de la tierra a la que se refiere el pasaje es donde vivimos tu y yo. Jesús, después de su muerte y resurrección, ascendió a los cielos, y es entonces, de camino al cielo, cuando anuncia a los «espíritus que estaban presos» su mensaje de victoria. Este mensaje a los espíritus no es uno de liberación carcelaria, sino una declaración de victoria del bien sobre el mal y de la vida sobre la muerte. Podemos entonces hacernos la pregunta: ¿quiénes son estos espíritus presos?

Existe un libro fuera del canon bíblico que fue muy estimado por muchos de los primeros cristianos llamado el Libro de Enoc. Este libro reinterpreta el pasaje de Génesis 6:1-8 y relata como un grupo considerable de ángeles bajan del cielo, se juntan con las mujeres humanas y cometen todo tipo de maldades. Finalmente, Dios los castiga y son retenidos en el «segundo cielo» hasta el juicio final. (Kung, p. 212) El autor del libro de Judas lo explica así: «Y a los ángeles que no conservaron su debido puesto, sino que dejaron su propio hogar, Dios los retiene en prisiones oscuras y eternas para el gran día del juicio.» (Judas 1:6) Es a estos espíritus a quienes Jesús les predica de camino a su exaltación gloriosa después de su resurrección en el relato de 1 Pedro. ¿Qué podemos pensar entonces?

Podemos llegar varias conclusiones luego de este estudio:

– A pesar de que el «descenso a los infiernos» ha sido afirmado tradicionalmente por todas las confesiones ortodoxas, no es un elemento primordial de la fe.

– Los autores bíblicos y los primeros cristianos utilizaron conocimiento que su cultura les proporcionaba para explicar su fe, conocimiento que podía modificarse o invalidarse con el paso del tiempo.

– El tema principal del pasaje de 1 Pedro no es el «descenso a los infiernos» sino el anuncio de la victoria de Cristo sobre la muerte y la derrota de los poderes del mal que corrompen a la humanidad.