Nueva lectura: Pablo y la fidelidad de Dios – N.T. Wright

N.T. Wright

Al fin he podido comenzar a ojear uno de mis regalos de Navidad, el nuevo libro de N.T. Wright, Paul and the Faithfulness of God. Mi meta es estudiarlo poco a poco durante todo el año (son más de 1500 páginas) y digerirlo con cuidado. Por tanto, si escribo de algo en el blog posiblemente sea de este libro. A continuación un resumen del prefacio del libro.

De inicio Wright nos proporciona un mapa del camino:

Parte I

Parte II

Parte III

Parte IV

El mundo de Pablo

La mentalidad de Pablo

La teología de Pablo

Pablo en su mundo

Contextos judío, griego y romano

Su visión del mundo

Reelaboración de temas judíos a la luz del Mesías y el Espíritu

Relación de Pablo con su contexto

El texto está dividido en cuatro partes. La parte I y la IV son paralelas. La cúspide del libro (según el propio Wright) es la parte III. Ahí el autor propone una nueva manera de entender la teología de Pablo utilizando los tres temas teológicos más importantes de su mundo judío: monoteísmo, elección y escatología. Según Wright, la teología del apóstol sería una reelaboración de esos temas a la luz del Mesías y del Espíritu. (Extrañamente, Wright se refiere al Espíritu en minúsculas durante toda la obra.) Para que su teología nos haga sentido debemos entender el confuso mundo en el que vivió el apóstol, y por eso se dedican muchos capítulos al contexto histórico de Pablo (xv).

La tesis principal del libro es la siguiente:

Pablo desarrolló algo que podemos llamar apropiadamente su ‘teología’, una mutación radical en las creencias centrales de su mundo judío, porque sólo así podría sostener lo que podemos llamar apropiadamente la ‘visión de mundo’ que él mismo sostenía y que él deseaba que sus iglesias sostuvieran también. Otras visiones de mundo tienen sus prácticas sustentadoras y formativas, pero para Pablo estos marcadores (circuncisión, las leyes de comida, etcétera) habían sido dejados a un lado como inapropiados para el nuevo día mesiánico, para el pueblo mesiánico. Sólo una reapropiación robusta de las creencias judías – monoteísmo, elección y escatología, todas repensadas alrededor del Mesías y el espíritu – lo haría…. Mi propuesta es que Pablo en realidad inventa algo que podemos llamar ‘teología cristiana’, de esta manera particular (creencias judías sobre Dios, reelaboradas alrededor del Mesías y el espíritu), para este propósito particular (mantener al nuevo pueblo mesiánico en buen orden). (xvi)

El método de argumentación que Wright utiliza se llama ‘realismo crítico’. Se define como la aplicación a la tarea histórica del mismo proceso utilizado en las ciencias duras: no solamente se apilan datos, sino que se intenta hacer sentido de estos por medio de hipótesis que luego se prueban contra la evidencia (xviii). La lectura que Wright hace de Pablo es sincrónica, es decir, que toma en cuenta la totalidad de la obra del apóstol y no irá estudiando cada carta de manera independiente (diacronía) para luego hacer una presentación de todo (sincronía) (xix-xx).

La parte I comienza con una discusión de Filemón, a eso iremos en la próxima entrada.

Es tiempo de algo nuevo

14 Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. 15 Decía: «Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.» (Marcos 1:14-15)

¿Cuántos no hemos sentido que nuestros sueños se hacen pedazos? Sueños laborales, sueños matrimoniales, sueños familiares, sueños sociales, sueños políticos, sueños y sueños que no se cumplen. Así habían estado los judíos por más de quinientos años: exiliados, dominados política y militarmente, pequeños, diminutos, con aquellas esperanzas pasadas hechas pedazos. Primero los dominó Asiria, luego Babilonia, después Persia, los griegos y ahora Roma. Su fe había vencido el paso del tiempo, pero su futuro era incierto. Ahora, dominados por Roma, seguían siendo la pequeña y débil nación que por siglos habían sido. Pagando grandes impuestos, sumidos en la pobreza, se hacían las preguntas que muchos de su pueblo se habían hecho antes: ¿Dónde está Dios? ¿Qué pasó con sus promesas? ¿No dijo él que la casa de David sería establecida para siempre? ¿Debemos ir a la guerra? ¿Sólo con sangre se cumplirán las promesas de Dios?

En ese ambiente, rodeado de tanta circunstancia negativa, dice Marcos que marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado; convertíos y creed en la Buena Nueva.» Podemos pensar en los “buenos días” que damos a las personas en la mañana. En el Chavo del Ocho se respondía, cuando algo no iba bien, “¿Qué tienen de buenos?”. Este desconocido proclamaba “disque” buenas noticias de parte de Dios. Se veía como ellos, hablaba como ellos, en nada parecía ser especial y para colmo era de Nazaret. ¿Cómo saber si lo que decía era cierto? No podían. Existían dos posibilidades: aceptar lo que decía o rechazarlo.

Jesús de Nazaret decía que el tiempo de Dios se había cumplido. El plan de Dios se llevaría acabo y su mensajero lo estaba dando a conocer. El reino de Dios estaba cerca. Pero, ¿a qué se refería Jesús con el reino de Dios? “El reino de Dios era lo que Israel estaba esperando. No era un buen consejo, una nueva agenda política o una nueva espiritualidad. Este eventualmente llevaría a consejos, agendas y ciertamente a la oración, pero en sí mismo era algo más profundo. El reino de Dios era la buena noticia de que el Dios de la historia estaba en movimiento, que estaba entrando en su reino y demandaba de Israel una respuesta definitiva.” (Wright)

La llegada del reino tenía que ser acompañada por la conversión. Cuando Jesús llamaba a la gente a que se volvieran a Dios lo hacía en dos sentidos diferentes: a) Que se alejaran de las agendas políticas y sociales que estaban llevando a Israel a una guerra disparatada y ruinosa. b) Que Israel volviese a una verdadera lealtad a Dios. Jesús está tomando un tema de los profetas: la llamada continua de Dios a su pueblo de arrepentirse o volverse a Él con todo su corazón. Juan el Bautista ya había comenzado a hacer esta llamada. Esto último es lo que debía pasar antes de que Dios redimiera a Israel finalmente. El llamado al arrepentimiento es parte del anuncio de que ha llegado el gran momento de la libertad, el tiempo del rescate de Dios.

Esta decisión del pueblo al arrepentimiento necesitaba fe. Los contemporáneos de Jesús confiaban en todo tipo de cosas: en su linaje, en su tierra, su templo, sus leyes y su Dios (siempre y cuando hiciese lo que ellos querían). Ahora Jesús los llamaba a que confiaran en las buenas nuevas de que su Dios estaba haciendo algo nuevo. Para ser parte de la acción, ellos tenían que soltar a lo que tanto se aferraban y confiar en él y su mensaje. ¿Sería cosa fácil? Sabemos que no, pero también sabemos que hubo quienes respondieron al llamado de Jesús.

Para discutir:

– ¿A qué te aferras que te impide responder al llamado de Jesús?

– ¿Cómo la iglesia en Puerto Rico está mostrando el reino de Dios?

– ¿A qué tipo de conversión llama Dios a Puerto Rico?